El bohemio de la antigua calleja.
Durante el sedioso inicio de la revolución francesa , es una ocasión, una turba de ciudadanos amotinados frente al ayuntamiento exigían a gritos la cabeza de un funcionario, que al parecer no les era de su simpatía, acusado presuntamente de corrupto.
Lafayette, virtuoso en la elocuencia, cansado de oír los gritos destemplados del populacho, les gritó respondiéndoles desde una de las ventanas de su casa de villa:
_¡Si supiera en dónde está ese cuya cabeza piden, no lo entregaría!
_¡Lafayette traidor!-vociferó la turba-.
¡La cabeza de lafayette!
El revolucionario bajó indignado y desde la escalinata de la villa, lanzó esta breve exhibición de su contundente elocuencia:
_¿Quién pide mi cabeza?yo no les entregaré la de otro hombre;pero la mía me pertenece y se las ofresco.
¿Quién me la quiere cortar?
Y el pueblo, luego de un silencio, contestó con similar euforia:
_¡viva Lafayette!¡lafayette es un hombre valiente!¿vivan los valientes!
La manifestación cesó y el motín se desvaneció como por encanto.Entre sus virtudes y defectos Lafayette, gracias a su elocuencia, salvó así la vida de un funcionario que no había sido procesado.